Posted by : GuisBell
domingo, 31 de julio de 2016
NEVER SEDUCE A
SCOUNDREL
AUTORA: SABRINA JEFFRIES
SINOPSIS:
La nueva
serie de la aclamada autora Sabrina Jeffries nos presenta a las expeditivas
alumnas de la Escuela de Señoritas de la señora Harris , unas
ricas herederas nada convencionales que son más que un buen partido para los
bribones más irresistibles de la alta sociedad londinense.
Lady Amelia
Plume tiene bastantes admiradores. Qué pena que todos sean o unos
desvergonzados cazafortunas o unos dandis afeminados incapaces de ofrecerle las
exóticas aventuras que anhela.
Pero los bailes en el céntrico y lujoso barrio londinense de Mayfair son
más interesantes desde la llegada del Comandante
Lucas Winter, un americano con un oscuro pasado y un aire irascible. Lucas
es descarado, arrogante... y escandalosamente embaucador. Sin embargo ella
sospecha que el comandante sólo le está haciendo la corte por un intrincado
motivo oculto y su intención es descubrirlo, aunque para ello tenga que hacer
lo impensable...
SERIE ESCUELA
DE SEÑORITAS
1.- Seducir
a un Bribón.
2.- Alguien a Quien Amar.
2.5.- Diez Razones para que te Quedes.
3.- La Venganza Escocesa.
4.- Un Granuja en mi Cama.
5.- Nunca Pactes con el Diablo.
6.- Cásate con él antes de acostarte con
él.
FRAGMENTO
DEL LIBRO:
— ¿Y bien? —la apremió él—. ¿Qué estáis haciendo delante de la puerta de
mi habitación?
Un cambio de humor repentino afloró en la cara de la joven, quien empezó
a pestañear sin parar.
— ¿Vuestra habitación? Pero si ni siquiera sé quién sois. Simplemente
estaba buscando el baño.
El
Comandante soltó un estentóreo bufido.
—Ya, en el ala de la familia, en el segundo piso. Por qué no me contáis
otro cuento; éste no me lo trago.
A pesar de que era incluso más guapa así de cerca que cuando la había
visto en la sala de baile, por su porte airado dedujo que debía de tratarse de
la típica niña mimada que él tanto odiaba.
—De verdad, señor, no sé por qué os habéis puesto tan iracundo. ¿Cómo
iba a saber que las habitaciones de la familia estaban aquí? Mirad, ahora mismo
vuelvo a la sala de baile y...
—Pero antes me mostraréis lo que ocultáis en la espalda —exigió él.
— ¿Os referís a mi retículo? —adelantó ella con premura, y a
continuación le mostró el bolsito.
— ¿Y en la otra mano?
—Nada que sea de vuestra incumbencia —espetó ella. El cambio brusco de
jovencita petulante a señorita altiva hizo que él achicara los ojos, e
inmediatamente ella suavizase el tono. —Es personal.
Sin pensarlo dos veces, el comandante dio un paso hacia delante y la
agarró por el brazo.
—Quizá deberíamos continuar esta conversación en la sala de baile.
— ¡No! —gritó ella al tiempo que intentaba zafarse de su garra.
Entonces, algo cayó al suelo. Amelia se inclinó para cogerlo, pero él se lo
impidió poniendo el pie encima. Airada, levantó la cara y lo miró con ojos
desafiantes. — ¡Levantad el pie ahora mismo!
¿Era posible que esa chica hubiera robado alguna nota de su habitación?
Sin prestar atención a la jovencita indignada, recogió el papel que había
apresado con el pie. Una carta sellada dirigida a Lord Kirkwood. Mil rayos y
mil centellas. Sólo necesitó echar un rápido vistazo a las mejillas sonrojadas
de la joven para comprender de qué se trataba; aunque Kirkwood no le había
mencionado que ella se sintiera atraída por él.
Maldita fuera esa muchacha por merodear por donde no debía. Ahora que la
había insultado y puesto en evidencia, jamás conseguiría sonsacarle la verdad.
Apretó los dientes. Ya habría otra oportunidad. El Comandante mostró la
carta, sosteniéndola con una mano.
—Supongo que esto es vuestro, señorita.
Amelia se la quitó con desdén.
—Ya os dije que era algo personal.
—Un soldado siempre tiende a pensar lo peor, cuando ve a una mujer
vagando sola. En Estados Unidos, una mujer moviéndose furtivamente cerca del
cuarto de un soldado no suele albergar buenas intenciones. O, por lo menos,
ninguna intención que sea respetable.
El fiero rubor de las mejillas de Amelia se tornó más evidente.
— ¿Es ésa la idea que tenéis de pedir disculpas?
Mil rayos y mil centellas. Por lo que parecía, esa noche no lograba
decir nada acertado para quedar bien.
—No, claro que no —se esforzó por hablar con un tono cortés—. Os pido
perdón, señorita. Le diré a mi primo que habéis intentado proteger su
privacidad.
— ¿Lord Kirkwood es vuestro primo? —inquirió ella, abriendo
exageradamente los ojos en un intento de aparentar absoluta inocencia.
—Debería presentarme. Soy el Comandante Lucas Winter.
—Y yo soy Lady Amelia Plume. —le ofreció otra bella sonrisa, la clase de
sonrisa que podría meter en apuros a cualquier hombre.
COMENTARIO:
Empecé a leer los libros de Sabrina Jeffries y bueno pues me encantaron,
sus historias están llenas de amor, las situaciones con las que nos deleita son
tan únicas. No te pierdas a la aventurera de Amelia y Lucas un guapo, robusto,
testarudo y desconfiado soldado, y las situaciones aventureras que tendrán.
Esto me recuerda la frase “Ten cuidado
con lo que deseas, se puede convertir en realidad.” (Oscar Wilde). Bueno ya
ven hay que ser específicos a la hora de desear cualquier cosa, pero bueno que
empiece la aventura.
GuisBell.
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